“Lo primero que pensé fue proteger a las personas. Traté de estar frío y pensar bien lo que tenía que hacer. Salí a la vereda tratando de cuidar a la gente. Primero está el ciudadano y después nosotros, los policías. Tenía que velar por las personas que estaban adentro. Lo que se hizo fue afuera, donde pensé que era menos riesgoso para los que estaban en la farmacia y los transeúntes. En un instante ya había como 50 personas en la vereda”. Pocas horas después de haberse enfrentarse a tiros con una banda de asaltantes y evitar un robo a una farmacia del barrio La Ciudadela, el sargento Adrián Alderete (43) le contó a LA GACETA los detalles del suceso del miércoles por la noche.
“Me llamó por teléfono mi mamá y me dijo que tenía que ir a comprar unos medicamentos, porque es diabética. Como no estaba de servicio, la pasé a buscar en mi auto con mi hija de dos años y medio. Estacioné a media cuadra de la farmacia. Ellas quedaron en el auto y yo bajé”. Así recuerda el sargento Alderete el momento previo a la secuencia de película que protagonizó minutos después, cuando cuatro jóvenes irrumpieron en el local de la esquina de avenida Alem y San Lorenzo mientras él era atendido. Eran cerca de las 22 y en el lugar había unos 20 clientes, además de los empleados.
Los asaltantes, todos armados, llegaron a la farmacia. Según testigos, algunos descendieron de un Fiat Uno oscuro. Otros se movilizaban en una motocicleta marca Honda CG 150. Se cree que habrían sido al menos siete los sospechosos en total. Antes de ingresar, cubrieron sus rostros con capuchas, gorras y hasta con un casco.
“Estaba pagando los medicamentos cuando se escucharon ruidos en la entrada. Había muchas personas en el sector de la caja. Logré mirar hacia el acceso y vi a los delincuentes empuñando armas de fuego y que a los gritos decían ‘esto es un asalto, esto es un asalto’, contó el uniformado, que en ese momento estaba de civil.
“Entonces los ladrones llegaron hasta el sector del fondo. Uno se quedó en la entrada para evitar que nadie saliera. Cuando la gente que estaba en la parte de atrás se asustó y quiso salir, ese delincuente se los impidió. Ahí fue que aproveché para forcejear con él y salir del lugar”, detalló Alderete.
Momento clave
Con esa intervención, el uniformado logró evitar que la situación se agravara dentro del establecimiento. Pero una vez afuera, el policía fue sorprendido por otro ladrón que le disparó. “No lo había advertido, me hizo uno o dos disparos, no recuerdo. Entonces con mi arma en mano le di la voz de ‘alto Policía’ y respondí a la agresión”, continuó. En ese momento salieron de adentro otros cómplices a los tiros. Haciendo disparos a quien se le cruzara. Entonces se produjo el enfrentamiento entre los bandidos y el policía. Un agente de la Patrulla Urbana que recorría la zona fue el primero en apoyarlo.
En ese momento, el sargento advirtió que otro de los sospechosos, que llevaba colocado un casco, escapaba cargando entre sus manos una caja con el dinero robado. El policía fue tras sus pasos por calle San Lorenzo, hacia el oeste. Al verse cercado, el ladrón arrojó la caja a los pocos metros y continuó con su desesperada fuga a toda velocidad.
“Me quedé en resguardo del dinero y entonces llegó el personal del Sistema de Emergencias 911, que fueron los que persiguieron a los sospechochos”, resumió el sargento.
Ese acusado, identificado como Sergio Jesús García (24) fue atrapado a pocos metros. Recibió un disparo en una pierna como consecuencia del fuego cruzado. Otro, Lucas Fernández (19), fue interceptado en el pasaje Polonia, luego de haber protagonizado un tiroteo con sus perseguidores. Uno de los disparos dio en uno de los móviles policiales. Sus cómplices habrían huido en un auto o por el fondo del instituto Miguel Lillo. También fueron secuestrados una pistola calibre 9 milímetros marca Beretta con cargador y una motocicleta que tenía pedido de secuestro por había sido usada en un robo agravado.
Poca experiencia
Sobre la forma en la que actuaron los delincuentes, Alderete opinó: “La verdad que no me parece que hayan tenido experiencia, creo que la situación de robo hoy en Tucumán es al voleo”.
Los investigadores analizarán las imágenes de las cámaras de seguridad del establecimiento para intentar identificar al resto de los integrantes de la banda, quienes permanecen prófugos.
La impactante escena duró apenas dos minutos, pero dejó conmovidos a quienes estuvieron en el lugar. Durante ese breve lapso de tiempo, fueron disparados cerca de 20 tiros. Unos 20 clientes estaban en ese momento en la farmacia. Algunos de ellos regresaron ayer al local para recuperar sus pertenencias, que dejaron allí tras el violento suceso registrado en la noche del miércoles.
Uno de los casos es el de Elsa Ortíz. “Vine a la farmacia para hacer un reintegro. Estaba haciendo ese trámite cuando llegaron los ladrones con unas armas impresionantes. A los gritos pedían el dinero. Todos se tiraron al piso menos yo, que me quedé congelada. Uno tenía una capucha y el otro un casco blanco. No me hicieron nada por suerte”, explicó ayer a LA GACETA.
“Mi mamá estaba en la farmacia y la estaba esperando afuera en el auto. Entonces vi que aparecieron dos tipos que se estaban cubriendo con capuchas y entraron al local, no fueron más de dos minutos”, comentó Pablo, otro testigo.
Tampoco los vecinos salen de su asombro. “Fue una balacera impresionante. Un infierno. Si no mataron a alguien fue de causalidad”, reflexionó Walter Pillitteri, quien vive junto a la farmacia. “Mi hija estaba saliendo de casa cuando escuchamos los disparos y entonces le dije que entrara. Fue impresionante la cantidad de disparos. No hubo muertos de milagro”, opinó Julio Giménez, un vecino de la zona. Otro, Oscar Álvarez, señaló: “Sentimos dos secuencias diferentes de disparos. Podría haber pasado cualquier cosa. Fue peligrosísimo. Los vecinos estuvimos en riesgo”.